Preguntas frecuentes

Preguntas frecuentes
Hasta la fecha, no existe un método directo para detener completamente la progresión de la enfermedad de Parkinson. Sin embargo, una detección temprana y un tratamiento adecuado pueden ralentizar su avance. El manejo eficaz de la enfermedad incluye la toma de medicamentos, la rehabilitación física, métodos quirúrgicos (si es necesario), así como un estilo de vida saludable. El ejercicio regular, una alimentación equilibrada y el apoyo del entorno contribuyen a mejorar la calidad de vida de los pacientes y pueden ralentizar la progresión de los síntomas. Cabe recordar que cada caso de Parkinson es único, y el enfoque del tratamiento debe ser individualizado, desarrollado en conjunto con el médico.
En la enfermedad de Parkinson, existen varias restricciones importantes que ayudan a mejorar la calidad de vida y el control de los síntomas. No se debe ignorar la toma de medicamentos, ya que esto puede provocar un empeoramiento de los síntomas. Evite el esfuerzo físico excesivo, que puede agravar el estado y aumentar el riesgo de lesiones. No descuide la salud psicológica: acuda a un especialista ante los primeros signos de depresión o ansiedad.
El tratamiento de la enfermedad de Parkinson incluye terapia farmacológica, rehabilitación física y métodos quirúrgicos. Medicamentos como la levodopa y los agonistas de dopamina ayudan a reducir los síntomas. La fisioterapia, que incluye ejercicios para la coordinación y la fuerza muscular, también es fundamental. En algunos casos se utiliza la estimulación cerebral profunda, que mejora el control del movimiento. La terapia del habla y el apoyo a la salud mental también son importantes. El plan de tratamiento se desarrolla de forma individual bajo la supervisión médica.
Lamentablemente, en la actualidad no es posible curar completamente la enfermedad de Parkinson. Se trata de una enfermedad neurodegenerativa crónica caracterizada por un daño progresivo del sistema nervioso, que conduce a alteraciones en las funciones motoras. Sin embargo, existen numerosos métodos de tratamiento destinados a mejorar la calidad de vida de los pacientes y a ralentizar la progresión de los síntomas. La terapia farmacológica, la fisioterapia, la rehabilitación física y del habla, así como los métodos quirúrgicos como la estimulación cerebral profunda, pueden ayudar a controlar los síntomas. La detección temprana y un enfoque integral del tratamiento pueden mejorar significativamente la calidad de vida de los pacientes, aunque la cura total aún no sea posible. Es importante recordar que cada caso de Parkinson es único, y el enfoque terapéutico debe ser cuidadosamente coordinado con el médico para obtener los mejores resultados.
Para ralentizar la progresión del Parkinson se utilizan diversos métodos. En primer lugar, la terapia farmacológica, que incluye medicamentos destinados a aumentar los niveles de dopamina en el cerebro y mejorar los síntomas. Otro método es la estimulación cerebral profunda (ECP), en la que se implantan electrodos en áreas específicas del cerebro para estimular las neuronas. La actividad física, incluyendo terapias como la danza o el espejo, también ayuda a frenar el avance de la enfermedad. Es fundamental mantener un seguimiento médico regular y cumplir con todas las recomendaciones del especialista para un control efectivo del trastorno.
La levodopa se considera el medicamento principal en el tratamiento de la enfermedad de Parkinson. Es un profármaco que se convierte en dopamina en el cerebro, ayudando a compensar su deficiencia. La levodopa mejora los síntomas motores como el temblor, la rigidez y la debilidad muscular. Sin embargo, con el tiempo, muchos pacientes comienzan a experimentar fluctuaciones en la respuesta al medicamento y discinesias, es decir, movimientos involuntarios. Para mejorar la eficacia de la levodopa y reducir los efectos secundarios, a menudo se combina con otros fármacos, como inhibidores de la COMT o inhibidores de la MAO-B. También pueden recetarse agonistas dopaminérgicos o medicamentos anticolinérgicos, dependiendo de las características individuales de la enfermedad. Es importante recordar que el tratamiento del Parkinson debe ser individualizado y supervisado por un médico, teniendo en cuenta los síntomas, el estadio de la enfermedad y el estado general del paciente.
El tratamiento de la enfermedad de Parkinson está orientado a mejorar la calidad de vida del paciente y a ralentizar la progresión de la enfermedad. Incluye terapia farmacológica, actividad física, rehabilitación y apoyo a la salud mental. Medicamentos como la levodopa y los agonistas dopaminérgicos ayudan a compensar la deficiencia de dopamina en el cerebro, mejorando la movilidad y reduciendo los temblores. La actividad física, incluyendo fisioterapia y ejercicios, contribuye a mejorar la coordinación y la flexibilidad. La rehabilitación ayuda a los pacientes a afrontar las dificultades diarias y a mantener su autonomía. El apoyo psicológico es fundamental para afrontar los desafíos emocionales asociados a la enfermedad. La colaboración con el médico es clave para desarrollar un plan de tratamiento individualizado, así como para realizar controles regulares y ajustar la terapia según el estado del paciente.
Como se describió en la primera parte, el uso de la acupuntura —en particular mediante implantes— abre grandes posibilidades en el tratamiento de enfermedades crónicas e incurables. La acción de las agujas implantadas bajo la piel es constante y continua. Testimonios de pacientes con enfermedad de Parkinson que llevan estos implantes por más de 30 semanas indican una mejora continua en su estado de salud. Además, se han observado resultados positivos en personas que padecen dolores de cabeza, sobrepeso, enfermedades articulares e hipertensión. En total, más de 5.000 pacientes han sido tratados mediante implantes. También se han obtenido buenos resultados en el tratamiento de adicciones al alcohol y al tabaco, así como en diversos tipos de alergias. Cuando el médico acupuntor estimula correctamente los puntos activos, se logra una estabilización duradera del estado del paciente. Es interesante destacar que con este tipo de tratamiento no se observa un efecto de “sobresaturación”: una vez que el equilibrio energético en el cuerpo se restablece, las “agujas permanentes” lo siguen manteniendo. Por ejemplo, si una persona con sobrepeso alcanza un peso saludable, no continúa perdiendo peso innecesariamente.
De todo lo descrito anteriormente se puede concluir la enorme importancia del descubrimiento y uso de las agujas implantables, así como de su acción continua sobre la enfermedad. Las agujas actúan como un catalizador de la respuesta saludable del organismo, que, gracias a la energía adicional, lucha contra la enfermedad.
No, no interfieren en absoluto con la vida normal de la persona. Incluso son imperceptibles una vez que se integran en la piel. Su presencia solo puede sentirse al aplicar una presión fuerte.
Por supuesto, al insertar la aguja se siente una pequeña picadura. Pero en comparación con una perforación durante un piercing, no es nada. Los pacientes que desean curarse aceptan con gusto todo el proceso de acupuntura.
En casos de sobrepeso, dolores crónicos, durante el tratamiento de enfermedades neurológicas, así como en problemas relacionados con la potencia. En general, cualquier trastorno o enfermedad puede ser tratado mediante acupuntura. Incluso diversos tipos de adicciones. Donde la medicina tradicional no ofrece soluciones, ante cualquier enfermedad compleja, vale la pena recurrir a la acupuntura, y en particular, a la acupuntura con implantes.
Se puede suponer que el efecto de las agujas es constante y continuo. Tengo derecho a hacer esta suposición después de realizar controles a pacientes que llevan estos implantes desde hace más de un año. Sin embargo, he reflexionado mucho sobre el caso en que, eventualmente, las agujas dejen de hacer efecto. Teóricamente, eso es posible (como ocurre a veces con la acupuntura convencional), si existe un campo de resistencia. En tal caso, es necesario añadir más agujas para superar esa resistencia. También existen dispositivos especiales capaces de activar los puntos necesarios.
El efecto de los implantes puede ser instantáneo: comienza justo después de la implantación de las agujas, y con el tiempo se refuerza y potencia la reacción del organismo. También puede ocurrir lo que se denomina un empeoramiento temporal. Es decir, tras la implantación o al día siguiente, puede observarse una ligera agravación del estado, seguida de una mejora rápida. Este fenómeno es muy poco frecuente y se presenta en aproximadamente el 5 % de los pacientes que hemos evaluado. Sin embargo, esto solo confirma la eficacia de los implantes. Los pacientes bien informados saben que este tipo de reacción no representa ningún peligro y que pasará pronto.
La acupuntura no debe aplicarse en casos de infecciones agudas, fiebre, tumores malignos sin autorización médica, trastornos de la coagulación, uso de anticoagulantes, epilepsia no controlada, trastornos mentales agudos, así como durante el embarazo sin la debida consulta con un especialista.
Se tolera bastante bien. El tratamiento farmacológico debe continuar en paralelo con el tratamiento mediante implantes, especialmente durante el período inicial después de la sesión. Más adelante, el paciente debe informar a su neurólogo de cabecera si hay una disminución en la necesidad de medicación. En general, la acupuntura se tolera bien junto con el uso de medicamentos. Al mismo tiempo, si se logra una mejora significativa del estado —por ejemplo, en casos de hipertensión— es posible suspender por completo el uso de fármacos. Sin embargo, no recomendamos interrumpir la medicación de forma brusca o total. Primero debe producirse una mejora clara gracias al efecto de las agujas, y solo entonces podrá considerarse la retirada gradual de los medicamentos.
Dado que las agujas-implantes actúan como un catalizador de las defensas del organismo, no se observan efectos secundarios significativos. La acupuntura simplemente estimula la recuperación natural del equilibrio en el cuerpo.
Durante el uso de agujas de titanio no se ha registrado ningún caso de inflamación. Sin embargo, si en la zona de implantación aparece enrojecimiento o picor, debe tomarse un antibiótico según la indicación del médico. En realidad, el riesgo es mucho menor que, por ejemplo, en una intervención de cirugía estética. Por supuesto, si después de la colocación de los implantes se produce una infección, es posible que se desarrolle un proceso inflamatorio. Por eso recomendamos encarecidamente evitar tocarse las orejas innecesariamente durante los primeros días.
Nuestra respuesta: «¡Sí!» Las agujas armonizan los flujos energéticos, lo que permite influir de manera positiva en los órganos afectados.
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